De la mano del blog “Mi moleskine arquitectónico” de Carlitos Zeballos, esta semana pasada he estado en Vladivostok, en el extremo oriental del transiberiano. La curiosidad que me despertó esta primera visita bloggera me llevó a ampliarla con google earth para recopilar fotos de sus calles, sus edificios, del espacio extenso de su plaza y de la famosa estación de ferrocarril. La mayor parte de las fotos de la plaza tienen como objetivo la embocadura de la calle principal de la ciudad. El recrecimiento del edificio de la derecha es todo un Cascote, pero en este tipo de visitas prefiero dejarlos pasar y disfrutar del viaje. Una fotografía anterior a la ampliación nos muestra cómo era hace unos años. A diferencia de los viajes reales, en los viajes virtuales se puede elegir también la época.
De la mano del blog de Judit Bellostes (sugerencia que debo al blog de Javier Dulín) esta semana he vuelto al recinto de la Bienal de Venecia para visitar una “vieja obra moderna”: el pabellón nórdico que el arquitecto noruego Sverre Fehn, recién fallecido este mismo año, construyó entre 1958 y 1962. Cuando estuve allí paseando sin más, hace unos quince años, no reparé en él. Veo ahora que tiene su gracia, sobre todo por la fecha de su construcción, aunque la simplicidad de este tipo de edificios o sus gestos de ecologismo precoz no me interesan gran cosa. Gestos para la galería.
También he estado esta semana en Wellington, capital de Nueva Zelanda, y en la estación de esquí de Turoa, debajo del monte Ruapehu, a unos trescientos kilómetros al norte de la capital. Esta es una foto del monte y este el plano de sus pistas:
Fui allí de inspección porque una simpática pareja de neocelandés y chilena nos han ofrecido un intercambio de casa para este verano (invierno allí) en el cercano pueblo de Ohakune. Ya que estaba por allí me pegué un viaje a la isla sur para ver los preciosos “alpes neocelandeses” y su cima más alta, el Monte Cook. Curiosamente me encontré con una cuadrilla de catalanes haciendo una travesía de esquí de montaña.... pero... todo esto, ahora que lo pienso, es más bien material de mi blog de Montes que de éste de edificios, así que no me extenderé en ello.
También he estado esta semana en Wellington, capital de Nueva Zelanda, y en la estación de esquí de Turoa, debajo del monte Ruapehu, a unos trescientos kilómetros al norte de la capital. Esta es una foto del monte y este el plano de sus pistas:
Fui allí de inspección porque una simpática pareja de neocelandés y chilena nos han ofrecido un intercambio de casa para este verano (invierno allí) en el cercano pueblo de Ohakune. Ya que estaba por allí me pegué un viaje a la isla sur para ver los preciosos “alpes neocelandeses” y su cima más alta, el Monte Cook. Curiosamente me encontré con una cuadrilla de catalanes haciendo una travesía de esquí de montaña.... pero... todo esto, ahora que lo pienso, es más bien material de mi blog de Montes que de éste de edificios, así que no me extenderé en ello.
Viajar con los blogs y con google es barato y divertido, pero es muy fácil perder el norte, olvidar la arquitectura, y quedarse con las imágenes; es decir, olvidar el viejo arte de los escenarios de la vida para hacer ese otro arte global de las imágenes sucesivas e inconexas: el arte de nuestro tiempo, el arte de la televisión.