Tomo prestada de internet esta foto de presentación del Vauban porque me da que ese famoso barrio de Friburgo que visité el domingo pasado, aunque tiene algunas cosas interesantes, encaja más con una ingenua ecología de anuncio político o de pequeños gestos y detalles que con un trabajo serio de recuperación de los valores de la ciudad.
Poco he encontrado en español sobre la historia del barrio, pero entre unas noticias y otras puedo resumir que fue un campamento militar ocupado desde la SGM por el ejército francés que el Ayuntamiento de Friburgo compró en 1993 tras la reunificación alemana, y que debido al peso de los Verdes en el gobierno municipal lo han ido promocionando y construyendo desde entonces como un "barrio ecológico".
Nosotros lo visitamos una soleada mañana de domingo de primeros de mayo en la que, por si fuera poca la alegría de la primavera, también había programada una carrera solidaria por la integración de los discapacitados en la vida social. No podía ofrecer por tanto mejor aspecto y mayor animación.
Visto en planta es un espacio oblongo en el que se agradece la sencillez del trazado urbanístico: una calle semipeatonal central Este-Oeste recorrida por los tranvías que llevan al centro de la ciudad y una serie de pastillas perpendiculares a ese eje lo suficientemente separadas entre sí como para permitir unos parquecillos intermedios.
Enseguida llaman la atención dos cosas: que hay muy pocos coches y que los espacios verdes intermedios están llenos de casetas para bicis y jardinerías.
Lo del almacenamiento de los coches parece haber sido resuelto a la americana, es decir, con dos grandes edificios parking, uno situado detrás de la plaza del barrio y otro en el cordón umbilical con la ciudad.
Explico lo del cordón umbilical con una planta general a escala algo menor que la anterior:
Como el barrio está ubicado al Sur de Friburgo, toda la vida del barrio sale por esa calle Norte Sur situada a la derecha de la foto, en donde justo abajo, vemos el segundo de los parkings que mostraba arriba.
También en esa imagen se aprecia una de las trampillas o trucos que tienen los espacios verdes de la zona sur y es que al dar a ese arroyo tan arbolado que cierra el barrio por ahí, parecen siempre mucho más tupidos o como metidos en el bosque.
En todo caso la edificación no sobrepasa nunca las cuatro alturas, siendo mayormente de tres (lo que nosotros llamamos como baja y dos), aunque lo que más se agradece es que en vez de grandes edificios se ha preferido cierto troceamiento del parcelario o de las promociones, dando lugar a una mayor diversidad de formas
En algunos bloquecitos un poco mayores, las terrazas al sur trazadas con cierta generosidad de anchura y sin mayores problemas de seguridad o privacidad, dan una imagen bastante amable, casi como de viviendas en la costa.
Blandenguerías que en algún caso llamativo contrastan con la formación ingenieril o artística de algunos de los arquitectos modernos a la hora de diseñar los accesos a algunos bloques, ay, mediante ridículas pasarelas en el aire:
El abuso de los colorines infantiles se mitiga con la generosa utilización de la madera en suelos, fachadas o escaleras exteriores, recurso este último que nos recuerda al patrón recomendado por Alexander en su famoso Lenguaje de Patterns y que nos parece de lo más acertado del barrio.
Puestos a ser folklóricos, hasta hay reservada una calle para los carromatos de los viejos hippies.
Dicen los usuarios en alguna entrevista que leído por ahí que es un sitio estupendo para tener hijos pero que la homogeneidad cultural y social del barrio les hace pensar que no será su residencia para toda la vida.
En Friburgo, como en todas partes, hay barrios de bloques bastante más duros y sórdidos en las formas, aunque seguramente no tan homogéneos en el tipo de gente. Pero en la corona del casco viejo también hay barrios y calles con una calidad urbana muy superior a la que se ha podido conseguir en este ecobarrio. Posiblemente no sea tan fácil colocar en sus casas las mismas placas solares que en Vauban o en otros "ecobarrios", por lo que finalmente habrá que tomarlas como su genuina señal de identidad.