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Como decía Hölderlin, allí donde crece el peligro, crece también lo que nos salva. Aunque por poco nos vamos de El Burgo de Osma sin encontrarlo: un buen bar donde comer de tapas para continuar viaje. Está escondido en plena calle Mayor bajo la apariencia de una taberna cualquiera y con un cartel de que llevan pizzas a domicilio que no invita precisamente a entrar; pero como en los demás que miramos no había nada apetecible en la barra y como la relación apariencia decorativa-calidad de bar no siempre es directa, en cuanto abrimos la puerta, vimos las tapas del bar Acuarela, y nos atendió su amable camarero rumano, nos dijimos: este es el lugar (¡el lugarLHD!).
No fue difícil entablar conversación con Daniel, que así se llama el guapo camarero rumano, ni expresar nuestra satisfacción por la calidad de las tapas, obteniendo a cambio el secreto de que los dos dueños del bar son...¡vascos! Ah, ah ah. El obligado Ribera del Duero estaba rico y ante sus efectos y nuestro aprecio, Daniel, que ya empezaba a parecerse según mi socia al mismísimo Jude Law de My Blueberry Nights, nos invitó a uno más por su cuenta y a los cafés (estupendos también).
Como la vida de los bares y sus camareros suele ser efímera, no me comprometo a nada, pero en la dura visita a este pueblón soriano de "interés turístico" lo único que lo salvó (la catedral estaba cerrada) y nos devolvió a la vida, fue la visita al Bar Acuarela: calle Mayor 49, justo enfrente (como se ve en la foto) de la embocadura de la calle Obispo Rubio Montiel. El del barril de la foto.
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