miércoles, 17 de abril de 2013

69. AYUNTAMIENTO DE MIJARES. AVILA.



Después de dos épicos posts sobre Chartres y Amiens miedo me da que este blog se ponga sublime y campanudo y pudiera con ello dar una idea equivocada de la arquitectura que me interesa. Claro que admiro las grandes catedrales y las plazas singulares, pero mucho más me interesa desdramatizar  la arquitectura y encontrar la gracia en cosas sencillas y remotas que nadie se ha parado a disfrutar o señalar. Como por ejemplo, este modesto ayuntamiento de pueblo que me encontré por casualidad en un foro de esos malísimos de internet en que la gente no dice más que bobadas. Está en un pueblo de la sierra de Avila llamado Mijares.

Sí, ya sé que la vista se os va enseguida al mirador ese curvo que algún artista hizo en la casa de la izquierda, pero haced como que no lo veis y mirad el juego compositivo tan gracioso de los dos arcos del porche con el balcón de las banderas, la torre del reloj y la escalera que cierra la plaza. ¿No es algo como para pararse un minuto y esbozar media sonrisa de felicidad? Coño, ¡pero si esto es arquitectura!

Seguro que más de un alcalde ya habrá pensado en tirarlo por viejo y que algún arquitectista de la zona habrá esbozado en su lugar un cojoayuntamiento con balcones de acero corten. Así que si este humilde post hace algo para que no lo tiren (y para que quiten esos dos mierdibancos de delante de los arcos), lo daré por bien empleado.

Como no he estado nunca en Mijares he echado un vistazo a su emplazamiento con Google Earth. Hermoso valle el suyo:


Luego me he llegado virtualmente hasta la plaza por ver si había más fotos, y sólo he encontrado una similar a la de arriba y otra de las casas de enfrente en un día de gran nevada.


Aunque muchas de las otras fotos que he podido ver del pueblo están en la línea del habitual feísmo de la arquitectura española de los últimos cincuenta años, mientras ese Ayuntamiento esté en pié y no aparezca alguna artistada en la plaza, no me importaría parar algún día por allí.




jueves, 11 de abril de 2013

68. LA CATEDRAL DE AMIENS



El apunte a la lápiz de la fachada de Amiens me salió algo mejor que en Chartres. Debió de ser por haber renunciado a entender que con un dibujo pudiera capturar el alma de una catedral. Aunque eso de "mejor" habría que matizarlo. Normalmente prefiero un mal dibujo que llegue más a la esencia del edificio que uno más convencional, más de trazo suelto y de escuela, que no diga gran cosa. Este cuando menos cuenta que los constructores de las torres tampoco se pusieron de acuerdo en Amiens, aunque afortunadamente se nota menos que en.Chartres. Sin embargo, visto desde la limpieza espacial y de la unidad general de la catedral, quizás sea más grave que en Chartres porque probablemente sea Amiens una de esas catedrales prototipo de claridad, prototipo de "catedral de una pieza", si eso pudiera decirse alguna vez de una catedral.


El apunte es de la segunda vez que estuve en Amiens. En la primera hice alguna foto del interior y unas curiosas anotaciones en mi cuaderno: La catedral de Amiens es un gigante lleno de luz. Las capillas laterales, con grandes ventanales, equilibran la luz superior de la central y hacen que el espacio y la luz fluyan en todas las direcciones. Una gran reja en el presbiterio y un horrible huevo frito aplastado en la girola rompen la unidad de la catedral y de la grandeza del espacio central. Aún así, hicimos algo que resultó muy grato: recorrer lentamente, de atrás hacia delante, toda la nave central justo por su eje. Es como mejor se siente la fuerza del espacio. Todo el despliegue de piedra, de pilares, de arcos, ventanales y bóvedas parece girar y gravitar sobre ti".






(las fotos las he tomado de la red, por lo que agradezco a los autores su generosidad).

Seguro que yo iba mirando para arriba y no a los pies, porque el ajedrezado me parecía demasiado nuevo. En efecto, se trata de una reconstrucción hecha en el siglo XIX aunque se ve que con los dibujos originales y con otro célebre laberinto...




...que esta vez sí conserva la piedra central donde están "retratados" entre los puntos cardinales los tres sucesivos "arquitectos" que dirigieron la obra entre 1220 y 1280 y el obispo que la inició. Otra alma caritativa cogió altura, hizo mejor foto y la colgó en la red, por lo que le quedamos muy agradecidos.


Vuelvo a leer que los laberintos estaban hechso para los animados peregrinos que quisieran hacer de rodillas un largo y tortuoso trayecto antes de ver la reliquia de la catedral. En ninguna de las visitas tuve noticia que la reliquia de Amiens es nada más y nada menos que el cráneo de San Juan Bautista que un cruzado francés se trajo vía Constantinopla de una Cruzada de comienzos del siglo XIII. 


Llamándome yo Juan y teniendo en mucha estima a quien abrió los caminos del Señor y fuera víctima de un baile lujurioso (y en bandeja parece que han puesto su cabeza para mayor realismo de su última circunstancia), ya siento haber pasado tan cerca sin hacer una reverencia. 

Tengo anotado también que al igual que en Notre Dame de París, a la girola se accede subiendo algún peldaño. No se aprecia en la foto que le hice a mi novia en 1992 a su paso por el trascoro, que es como siempre queda bien una catedral.


Lo que sí tengo es un montón de fotos que hizo ella de muchas de las estatuas que le llamaron la atención en la segunda visita, la del 2001, pero no es cosa de ponerlas aquí sino más bien recordar que la catedral de Amiens tiene tantas estatuas en la fachada que la llamaron La Biblia en Piedra. Yo, como arquitecto, prefiero seguir con mis asuntos, con el espacio y las dimensiones, y contar (si wikipedia no miente) que Amiens es la más alta de las catedrales francesas, 42,3 m bajo bóveda. La comparativa la he tomado sin embargo de una lámina de la Universidad de Navarra que, a su vez, vaya uno a sabe de donde la han tomado. Bonita ya es. Amiens es la penúltima empezando por la izquierda.



Y hablando de láminas, la Biblioteca de Heidelberg publica en la red otra colección muy bonita de grabadores franceses del siglo XIX. No sé si captan con el preciosismo de su dibujo la esencia de la catedral mejor con que un trazo suelto, pero lo cierto es que se debieron pasar muchas más horas que yo para hacerlas:



Más que esas dos espléndidas vistas axiales, yo agradezco mucho el dibujo de los arbotantes, porque expresan muy bien su finura y no porque no creo que dejen subir ahí para verlo:


En todo caso desde la calle se puede leer muy bien su limpia cabecera.


Antes de alejarnos para contemplarla en la perspectiva urbana o aérea, reparo en la tremenda complejidad formal de uno de sus rosetones. Es como si estuviera hecho de varias superposiciones:


En asunto de colorines se ve que una restauración de la fachada con rayos láser realizada no hace mucho, demostró que efectivamente estaba toda ella policromada (vaya, que las catedrales no eran blancas, como creía Le Corbusier) pero ya que no a repintarla, los franceses juegan a colorearla con luces en las noches de verano:


Puestos a ver la catedral desde lejos y a jugar con el impagable material de que ahora podemos disponer, os muestro la lámina de un grabador del siglo XIX


y la que nos podemos tomar ahora con google earth:


Creo que en las dos veces que estuvimos, nosotros fuimos a verla desde el otro lado, es decir, desde el río. Sospeché ya entonces que todas esas casitas tan monas eran falsas y de vuelta a casa supe que hubo un concurso de reconstrucción que ganó Bob Krier (ahhhh, el del Cascote de Bilbao).


Lo bueno de los pastiches es que envejecen muy bien. De Panoramio he cogido esta otra foto mucho más reciente. 


Pero para envejecer bien, lo que se dice envejecer bien, las catedrales. Con la que de bombas que cayeron alrededor, la catedral de Amiens, sin embargo, salió indemne de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial.   No cabe duda de que las catedrales están construidas sobre suelo sagrado. La última vez que fuimos a visitar la catedral de Amiens nos pasamos la mañana visitando los escenarios de la Batalla del Somme. Suelos para mi tan sagrados como la catedral, porque están regados con el valor, la inocencia y la sangre de miles de hombres. He dejado de ello un recuerdo en este mismo blog. Aunque un buen número de memoriales se encargan de recordarlo, las formas de los campos de batalla se conservan peor que la Catedral. Es por ello que en ese cosmos de piedra y luz de la catedral gótica de Amiens, yo siempre veré, no solo los valores arquitectónicos de la última de las catedrales del así llamado periodo clásico francés, sino el reflejo de aquellos terribles años de la historia de la Humanidad.  


Cementerio inglés frente al Bosquecillo 125


Trincheras en zig zag de la PGM en el Memorial neozelandés de Beaumont - Hamel


Trinchera alemana y huellas de embudos causados por la artillería


miércoles, 27 de marzo de 2013

67. LA CATEDRAL DE CHARTRES



Pongo esta foto para empezar, porque estoy asustado con los números de algunas de las entradas de este blog. Hay ya unas cuantas que sobrepasan las cinco mil visitas directas, es decir, no a través de su cabecera.  Si a ellas sumamos las que se producen al abrir el blog por su link general, me puede dar un mareo. Por los temas de las más visitadas supongo que son de estudiantes que buscan material barato para sus trabajos de curso, estudiantes desagradecidos, claro, porque jamás se han molestado en enviarme un breve mail para decirme lo bien que les ha venido mi post, o para decir (eso mucho menos) que algo han aprendido con mis observaciones. Además de desagradecidos, despistados, porque este no es un blog académico, así que si queréis un consejo, no copiéis mucho, pues los profesores suelen despreciar las visiones personales. Dicho de otro modo, yo no fui a Chartres para hacer un estudio de la catedral sino para seguir conociéndome a mí mismo. Y si escribo este post es por la misma razón. Así que si os interesa Chartres (y si has abierto directamente este post es porque así es) hay un montón de páginas (la de la misma wikipedia, por ejemplo) que tienen mucha mejor información que la que podáis encontrar aquí. Este es un blog personal, es decir, muy "subjetivo", y aunque no voy a negar a nadie mi compañía (que para eso lo escribo) que nadie espere de mí material didáctico alguno.

Yo fui a Chartres a ponerme debajo de esa cascada de piedra que forman los contrafuertes de la nave central y que siempre me habían llamado la atención en las fotos de libros y revistas. Sin ir más lejos, en la portada del libro LA CATEDRAL GOTICA de OTTO VON SIMSON, que según veo ahora, lo había comprado en 1984 y que, lo reconozco, no había leído entonces porque, según compruebo ahora, es un verdadero peñazo.


Mi primera visita a la catedral de Chartres fue en 1992, y la foto de cabecera es la única que hice. Viajábamos con una excursión colectiva y el tiempo de visita supongo que estaría muy limitado. Por la noche, sin embargo, tuve tiempo para dejar anotadas otras impresiones:

"El desnivel o inclinación de la nave central y la elevación de las naves laterales me sorprenden -escribí. Más que espacios secundarios respecto de la central, parecen balcones. Luego, hacia el crucero, todo se nivela". 

No he encontrado una sección en que se aprecie esa primera impresión espacial. A la escala de la catedral parece un asunto menor, pero a escala humana a mí me dejó desconcertado: un suelo inclinado y dos balcones laterales (!). También me llamó la atención un pequeño cartel que decía

"aquí mantenemos o atendemos cualquier conversación sobre materias espirituales" Y anoté: "no está mal la propuesta, parece como si el DOGMA retrocediera. Al releerlo ahora me río al ver juntas esas dos palabras: MATERIAS y ESPIRITUALES.

Pero dejémonos de entretenimientos escolásticos (ja ja ja, aunque mejor sitio que una catedral gótica, imposible) y volvamos a las anotaciones más arquitectónicas:

"El tamaño y las proporciones son más grandiosas que en Tours: la nave más ancha, los cruceros más proporcionados. En la girola admiramos la labra del coro y en el extremo del deambulatorio (retorno a los temas escolásticos) subimos a una capilla anexa y exenta a contemplar la reliquia de la catedral: un velo de la Virgen. Resulta ser un paño algo sucio que no inspira demasiada confianza, pero solo la duda sobre algo tan sagrado ya causa en sí cierto estremecimiento".

"Las vidrieras embellecen cada rincón, pero a pesar de poseer muchas figuras no parecen narrar nada. Los rosetones me recuerdan a los caleidoscopios".

"Al salir nos detenemos un poco en el laberinto central. El suelo de la nave es basto y más recuerda a un adoquinado que a un enlosado. Tiene el aspecto de una zona de tránsito. No nos detenemos en las portadas y sí en los laterales de los contrafuertes. Me viene al recuerdo la fachada lateral en ladrillo del museo de Mérida de Moneo."

Me gustan estas anotaciones de turista por lo poco serias y anecdóticas que son. Una catedral es un mundo tan complejo que se resiste a la compresión, e incluso a un estudio más o menos ordenado.

Cuando volví a Chartres en el verano del 2001 con mucho más tiempo no lo hice mejor. Llevé un cuaderno de dibujo pero enseguida me di cuenta de que no conseguía dar con las imágenes o los puntos de vista esenciales.



Consciente de mi fracaso, decidí pasar el rato con algo tan plano y sencillo como un rosetón, acordándome sin duda de los aquellos mandalas que hacía mi amigo Josep Juvé Raventós en la Escuela. Pero ni por esas. Como no entendí tampoco de qué iba del dibujo me salió un churro:


Por la noche volví al cuaderno de anotaciones, sin conseguir mejorar el anecdotario de la visita de nueve años antes. Os ahorro la transcripción excepto unas líneas de la que me siento orgulloso como padre: "Teresa dibujó un corte completo de la nave y acertó plenamente, porque en su dibujo se podía apreciar conjuntamente el esquema compositivo de la pared lateral de la nave central y la sección del transepto reflejando así los espléndidos pilares del crucero". 

Mientras nosotros intentábamos aprehender la catedral desde el dibujo, Rosalía hacía fotos con una primitiva  cámara digital SONY de tan baja resolución, que da apuro ofrecer el resultado. En el exterior, un día absolutamente lluvioso nos impidió disfrutar con tranquilidad de la portadas y de toda la parafernalia volumétrica exterior. Curiosamente, con mi cámara analógica volví a hacer la misma foto que nueve años atrás... (!!)


... y una más de la cabecera, donde los arbotantes se hacen más ligeros y la geometría de las capillas parece como que se alborota.


Del conjunto de catedrales góticas que nos habíamos propuesto ver en los alrededores de París, Chartres fue la primera, y el fracaso en la forma de acercarse a ella y conocerla, marcó la visita de todas las demás. Para ver una catedral hay que ir mucho más preparado. Hay que haberla estudiado previamente con suma atención.

Pero la ARQUITECTURA GOTICA de Louis GRODECKI (ed Aguilar) pesa dos kilos y medio, y su carácter enciclopédico poco o nada tiene que ver con una guía de viaje.


Tampoco es que tenga un texto muy ameno que digamos, pero al menos te sitúa mejor que el Simson en el devenir de las catedrales góticas en el siglo XII, desde Sens y Saint Denis (1150) a Chartres (1195) pasando por Noyon y Senlis (1155) y Laon  y París (1160) (pag 51).

El que no me llevé y que aún no sé cómo no he tirado a la basura es EL MISTERIO DE LAS CATEDRALES, de Fulcanelli, (ed Plaza y Janes 1971) porque si las catedrales ya son difíciles de entender en sí mismas, no te digo si te las cuenta un esotérico que -según su discípulo y prologuista-, cuando escribió su libro en 1922, aún no había recibido "El don de Dios". Eso debió de ser.


No tengo noticia de que nadie haya escrito algo ameno e inteligente sobre el gótico, y si lo ha escrito seguro que los grandes editores no se lo han publicado. Porque lo que cada vez tengo más claro es que los grandes editores sólo publican o basura académica o astracanadas pseudorreligiosas. Peñazos para llenar las estanterías de las bibliotecas. De verdad que según pasan los años, cada vez confío menos en los libros.

Con internet todo hubiera sido mucho más fácil. Pero en el 2001 aún no había ni una centésima parte de lo que hay ahora. Sólo con lo que da la wikipedia de gratis, vas que te ardes. Y ya no digo si buscas detalles por un lado y por otro. En tres o cuatro ratos que he estado navegando me he hecho con un material que no veas. Bueno, eso, que no veas, porque no es cosa de meterlo aquí y apabullar, que esto es un blog muy mío y de poco alcance. Pero ya digo, si queréis programar una visita, internet. Y dentro de internet, los datos más objetivos por un lado, y los blogs por otro, cuanto más personales y menos académicos, mejor.


Con las nuevas fotos y datos en el escritorio sigo con mis pensamientos y comentarios personales porque cada vez que veo la fachada de Chartres me llevo las manos a la cabeza. Siendo estudiante de arquitectura tuve una agria polémica con un compañero catalán que despreciaba el gótico español por irregular y caprichoso. Las catedrales góticas francesas, me argumentaba, son todas de una pieza. Coherencia pura.

Eso mismo dicen Simson y Grodecki, y hasta uno de ellos (ahora no me acuerdo quién de los dos) dice que la diferencia entre las torres le da un bonito dinamismo a la catedral. Creo que para justificarlo ponen al lado una foto desde lejos, pero eso es una trampa como un piano de grande.


La irregularidad de las torres no tiene justificación alguna, porque ante la potencia del eje que ordena toda la composición de la planta, sólo se pueden salir de la simetría los temas de menor escala.


Otra cosa hubiera sido si se hubieran ejecutado las siete torres de que hablan los académicos de los libros o de los datos que corren por la red. La torre derecha y buena parte de la fachada principal parece ser que son de la catedral anterior, la que se incendió en 1194. En las trazas de la nueva se pensó en siete torres más atrás: dos en cada extremo del transepto (cuatro), una a cada lado de la cabecera (seis) y la séptima, sobre el crucero. En la foto que he puesto arriba (tomada de la red, claro está) se pueden apreciar los cuerpos de las torres del transepto y de la cabecera, aunque no hay nada de la del crucero, pero se ve que pensaron que era mejor dejarlas a la altura de la larguísima y unificadora cornisa. menudo cisco hubieran armado. Sin embargo, al melón que trazó la torre izquierda de la fachada en el tercer cuarto del siglo XVI no se le ocurrió otra cosa que dejar ahí su alegría torera. Seguro que mi compañero catalán tampoco se lo explica, o quizás habrá pensado que pasó por allí algún artífice español.

Otra de las cosas "bonitas" de los libros de los señores académicos Simson y Grodecki es su empeño en hablar del señor arquitecto de Chartres cuyo nombre no sabe nadie, y disputar si fue uno o si fueron dos. Para ello se agarran al asunto de los contrafuertes y al problema de si la nueva catedral se empezó a construir desde la fachada (los restos de la vieja) o desde la cabecera (como es lo normal). Aquí los contrafuertes más finos de la cabecera:


Aquí los más gruesos y menos ojivales de la nave:


Pero si el polaco parisino Grodecki o el alemán Simson no se pusieron de acuerdo, no esperen que yo lo vaya a resolver. A cambio os ofrezco una foto de cada uno, cortesía de la red:


Louis Grodecki saludando a los lectores de edificios LHD


Y Otto von Simson disculpándose por no haber conseguido con su rollazo quitarnos la afición al gótico.

Pero dejemos en paz a esta buena gente y echemos un vistazo a las famosas vidrieras de la catedral retomando otra de mis heterodoxas anotaciones. Si en la primera visita los rosetones se me antojaron como grandes caleidoscopios, para la segunda llevé unos buenos prismáticos a fin de poder escudriñar a los personajes y adornos de colorines, y tal y como me temía escribí que eran como "unos cómics dibujados en un estilo bastante homogéneo". Dada su sencillez de trazo, pensé allí mismo que mejor que haberme puesto a dibujar el esquema de un rosetón hubiera sido dibujar algún personaje simpático que hubiera encontrado por aquí o por allá, o quizás algún detalle decorativo, pero tampoco me puse a ello por lo fatigoso que parecía pasar de la mirada en los prismáticos al papel del cuaderno. Mucho mejor ahora con internet, donde uno puede encontrar cientos de fotos de vidrieras y hasta un plano de todas ellas:











La historia de cada vitral y de cada uno de sus donantes podría ocupar una librería entera. Pero lo que me ha dejado pasmado es que en la Segunda Guerra Mundial se desmontaron todos (!!!!) y se guardaron por miedo a que los pudiera destruir algún bombardeo alemán. Solo de pensar en dicha tarea me entra un mareo. Seguro que también alguien habrá escrito un libro sobre dicha epopeya ¿no? Tendría que mejorar mucho mi francés para ponerme a buscarlo en internet.

Puestos ya en fatigas, no podemos marcharnos sin echar al menos un vistazo al compendio escultórico de  los tres pórticos,


El antiguo o de la fachada principal


El pórtico sur


y el pórtico norte

Si te pones a contar figuras y figuritas lo mismo te sale más gente que la que cabe en un estadio de fútbol. Y si quieres mirarlas en detalle y compararlas, acabarás diciendo la misma tontería de siempre: que según avanzan los tiempos se hacen menos rígidas y más naturales (!)


Tampoco te van a faltar texturas y detalles decorativos, si es eso lo que coleccionas:


Y ya metidos en escultura, no te puede ir sin fotos del trascoro. Pero como hay tantas, pongo también una de las nuestras para salir del paso y avisar de que mejor no acercarse a este avispero de piedra si no quieres perder los ojos:


Faltaba lo del curioso laberinto, cuyo simbolismo lo mismo nos devolvía a Fulcanelli vivo. Dicen que era para que los que quisieran peregrinar sin salir de la ciudad pudieran hacerlo recorriendo de rodillas. Bonita historia para los turistas. 


Para los aficionados a encontrar la belleza de las cosas en las proporciones emanadas de las armonías musicales también hay tema para rato. De la fiabilidad de las medidas nunca he sido creyente, pero con sólo mostraros este dibujo ya veis que hay mucha diversión.


En vez de dibujarlo, Otto von Simson lo cuenta (p 259 a 266), así que haceros una idea de lo entretenido que puede llegar a ser. 

Paseando por el interior de las catedrales no dejo nunca de buscar las mejores perspectivas espaciales pero casi nunca doy con ellas. Mire hacia donde mire, todo me parece igual de fabuloso. Al final me suelo quedar con la imagen de las fachadas laterales de la nave por ser lo más cercano a mi entendimiento, pero la distancia nunca da para una frontal de la cámara medianamente objetiva.


No hay forma humana de entender o abarcar una catedral en una visita. Ni en dos, ni en veinte. Y la mayoría de los libros son estorbos más que ayudas. Con todo, el de Simson tiene un final feliz. Para explicar que no sepamos quien fue el "arquitecto" acude a una inscripción encontrada en una iglesia cerca de Troyes:

Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam.

(no creo que sea necesario ponerla en el google translator para entenderla)

En agradecimiento, yo también adorné la primera página de mi ejemplar con un cita de Jünger (Radiaciones vol 2 pag 314):

Lo digno de veneración no es el lenguaje sino lo inexpresable. Lo que hay que venerar no son las iglesias, sino lo invisible que vive en ellas. 

Una buena salida para todo este embrollo.