Nunca he vuelto al Hospital de Tavera después de que lo visitara en diciembre de 1975, pero esta foto que hice entonces y que he puesto aquí como cabecera de este post ha estado siempre rondando por mis carpetas y mesas de trabajo recordándome lo mucho que me impresionó la limpieza y originalidad de tan singular espacio. Educados en la arquitectura de la modernidad, tanto los arquitectos como la gente culta de este país teníamos por costumbre pensar que estos lugares eran coto exclusivo del interés de los Historiadores del Arte y que su destino no podía ser otro que la visita turística en rebaños. Dicho de otro modo: que aunque yo lo visité siendo aún estudiante de arquitectura, en modo alguno pensé que podría allí aprender arquitectura.
Pero como decía, durante años y años esta foto nunca había desaparecido de mi vista, y seguro que esa tozudez de su presencia en recordarme la maravilla de lugares que se pueden conseguir con el arte de construir habrá tenido que ver con mi distanciamiento hacia la arquitectura de nuestro tiempo y mi interés por las arquitecturas "exclusivas" de los historiadores del arte.
Si me enteré en aquella ocasión que detrás de la ejecución de los depurados pórticos que encierran ese doble claustro estaba la figura de ALONSO DE COVARRUBIAS, poco o nada me importó, porque ya por entonces sabíamos que a lo que los Historiadores del Arte llamaban arquitectos era cosa bien distinta de lo que nosotros aspirábamos a ser con nuestros estudios. Es ahora, gracias a internet, que he podido ponerle cara a Alonso de Covarrubias, y nada menos que con los pinceles del El Greco.
En el archivo del propio hospital de Tavera se conserva una planta que según dice Rosario Diez del Corral Garnica (Arquitectura y Mecenazgo, ed Alianza Forma, Madrid 1987, pag 206) "pudiera corresponder al primer proyecto de 1540-41". En el mismo libro, la autora dice algo más adelante que "repetidas veces se ha supuesto que Covarrubias proyectó el hospital con tipología cruciforme que posteriormente no se llegaría a realizar en su totalidad". Más adelante trata también de situar la presencia y autoría "al frente de las obras" de Bartolomé de Bustamente en 1541.
Tengo un gran aprecio por Rosario Diez del Corral porque además de pariente cercana fue justamente la persona con la que mi hermano y yo visitamos el Hospital de Tavera en diciembre de 1975, pero esa manera de ejercer la historia de la arquitectura como si estuviera uno tratando de resolver un caso de Sherlock Holmes, la verdad es que me deja bastante indiferente. Fuera Covarrubias o Bustamante, si alguno de los dos hubiera querido decir al mundo que lo que ahora vemos era obra suya y no del otro, lo hubiera dicho. Pero la autoría y la gloria para la Historia no parece que fueran entonces los valores que tanto se fueron apreciando después.
Tampoco el arquitecto y académico Luis Cervera Vera nos sacó de dudas sobre el proceso constructivo del Hospital de Tavera en el volumen que le encargaron hacer para la Historia de la Arquitectura Española de editorial Planeta-Exclusivas ediciones de Zaragoza, tomo 3 pag 970. Según cuenta Antonio Fernández Alba en una semblanza que hizo de Cervera y que la wiki regala con seguir este enlace, para compensar su "acción inmobiliaria" el arquitecto don Luis ejercía de historiador todo lo que podía. Pero ¿no hubiera sido mejor, don Antonio, que hubiera estudiado los edificios de la antigüedad como arquitecto y no como historiador? Bueno, cuando menos nos cuenta en tan grueso volumen que la iglesia del Hospital a la que da acceso y justifica esa airosa galería central que parte el claustro en dos, no tiene nada que ver con Bustamante ni con Covarrubias y que podría ser un trabajo a cuatro manos entre Hernán González y Andrés de Vandelvira.
Celebro saber ahora (gracias también a los medios informáticos) que Covarrubias era de un pequeño pueblo de Toledo llamado Torrijos y que algo le encargaron que hiciera en su iglesia parroquial ahora chorreada de arena por algún arquitecto moderno presunto restaurador de la antigüedad.
Como no encuentro mucha relación entre la arquitectura del hospital de Tavera y este organismo tardogótico, entro en su interior (gracias al blog de "adrianmypictures") para cerciorarme de que en el siglo de Covarrubias nuestro renacimiento arquitectónico se hacia también en Toledo con bóvedas de crucería y no con los órdenes clásicos de Brunelleschi en Florencia
Pero volvamos por el aire al doble patio del Hospital de Tavera para apreciar la perfección de su geometría y el contraste con el caserío del otro lado de la carretera a Madrid.
No sé la de claustros que habré visitado en mi vida, cada cual con sus rasgos decorativos y su personalidad, pero este de Toledo tan claro y tan florentino le deja a uno verdaderamente perplejo. ¿Cómo es posible que de aquella forma de construir tan dilatada y compleja, con cambios de dirección y de maestros, aquella forma de hacer arquitectura en que la autoría era asunto de tan poca importancia, saliera un lugar tan perfecto?
He echado las reglas de google earth para hacerme una idea de sus dimensiones y poder compararlo con otros: el doble claustro mide aproximadamente 56,5 metros de largo por 36,5 de fondo. Las zonas porticadas están en torno a los cinco metros, de modo que lo que son en sí los ojos al cielo de los patios miden 18 por 26 metros. Ya me gustaría tener también un alzado para dejar por escrito la altura de las columnas, arcos y cornisas de los dos niveles, pero de momento hasta ahí no ha llegado internet. Esta es la planta (un poco deformada por la foto del libro citado) del conjunto del Hospital. Una extraña joya de la arquitectura española. Cosa de magia.