.
Muchos de los lugares memorables (LHD) de mi vida los he descubierto por casualidad, sin guía alguno ni consejo amigo. Quizás por eso guardo de ellos un mejor recuerdo. Así es en el caso de la Caveau de la Huchette en París. Fue en un lejanísimo viaje de estudios a París (enero de 1991) con la Escuela de Artes y Oficios. Paseando con Javier Dulín y Carmelo Argaiz por las callejuelas del barrio latino una noche después de cenar, oímos o vimos algún cartel anunciando jazz y nos metimos para dentro. El flechazo fue instantáneo. El lugar era, en efecto, una doble cueva de piedra donde sonaba una alegre música dixie en directo. Pasamos una velada deliciosa pues en el día que nos tocó en suerte no sólo se escuchaba jazz sino que se bailaba. Se bailaba el charleston, es decir, la vieja música dixieland europeizada.
He estado unas cuantas veces más en París pero una vez porque no conseguí encontrarlo y otras porque no programé bien la noche, aún no he vuelto a tan estupendo lugar.
Ha sido también por casualidad viendo BONJOUR TRISTESSE de Otto Preminger que he vuelto a ver sus paredes, escuchar su música y ver bailar dixie a la gente. Sucede en una corta escena hacia el minuto 56 de la película pero al menos he conseguido tomar el fotograma de arriba. Y de paso, este otro de la bellísima Jean Seberg que la protagoniza.
Para otra vez, con Google Earth no hay pérdida:
Y con su web en internet, la programación siempre estará a mano.
Si vais a París no dejéis de ir, y si os gusta, ya sabéis..., una oración por mí.