martes, 30 de marzo de 2010

26. EL SOTANO. Poblado de Scherzhauserfeld. Salzsburgo. Austria.



Thomas Bernhard murió en 1989. Unos pocos años antes había leído yo EL SOTANO y había decidido también, “contra toda sensatez”, ir en la “dirección opuesta”. En el verano de 1991, cuando ya había dejado el ejercicio de la arquitectura tuve la oportunidad de visitar Salzburgo y lo primero que hice allí fue buscar EL SOTANO, visitarlo emocionadamente, y hacer unas fotos.

Con ocasión de la muerte de Bernhard hice un gran amigo, y de vuelta de Salzburgo y en prueba del origen de nuestra amistad, le envié mis fotos. Gracias al scanner de negativos he podido volver a “revelar” de nuevo aquellas fotos, y como he vuelto a leer EL SOTANO estos días (no sé si buscando acaso alguna otra “dirección opuesta”) me ha parecido oportuno ponerlas también aquí. EL SOTANO es un perfecto edificioLHD, sea lo que fuere un edificioLHD.

Cuando Bernhard escribió EL SOTANO, en 1976, dijo que era porque había leído una noticia en el periódico que decía que lo iban a derribar, que iban a derribar las casas del poblado de Scherzhauserfeld, que era donde estaba EL SOTANO. Pero lo cierto es que cuando yo fui a Salzburgo, en 1991, y busqué en mi mapa algo con el nombre de Poblado de Scherzhauserfeld, encontré una calle con ese nombre al noroeste de la ciudad, y justo encima de él, el nombre genérico de Scherzhauserfeld Siedlung, es decir, barrio de bloques de entreguerras de Scherzhauserfeld, como todo arquitecto sabe, o debería saber.

Otros nombres del mapa encajaban perfectamente con el relato: el de la Rudolf Biebl Strasse, por donde el protagonista de EL SOTANO viviría o por donde en cualquier caso saldría hacia el centro de Salzburgo, y sobre todo la Reichenhaller Strasse, donde decidió darse la vuelta y caminar para siempre en la dirección opuesta, más allá del barrio de Lehen, hasta la antesala del infierno (o más bien el infierno), el poblado de Scherzhauserfeld.



Así pues, por entre los bloques que por allí había me puse a buscar los que fueran de aquella época, los que tuvieran tres plantas y semisótano, y di con tres o cuatro de ellos en los que perfectamente pudo haber estado la tienda de comestibles de Karl Podlaha. Y echamos un vistazo e hicimos unas fotos.



En los archivos municipales de Salzburgo estará registrado el lugar exacto de la tienda de Karl Podlaha y quizás no sea el mismo al que yo hice las fotos, pero para el caso tanto da, porque lo importante es que además de que ese lugar representa para siempre el símbolo de elegir la “dirección opuesta”, también representa el ya “todo da igual”, o “Servidor y todo da igual” con que acaba el relato de EL SOTANO.