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En julio del 98, en el primer día de ruta a Viena, visitamos la famosa Cité Medieval de Carcasssonne, y como era de esperar, estaba hasta la bandera de turismo (cosa que hace que un lugar así sepa a todo menos a medieval).
Sin embargo, metiéndonos por una callejuela secundaria de la zona de la catedral tuvimos la enorme suerte de dar con un lugar tranquilo y apacible para comer: El Bar a Vins en el número 6 de la Rue du Pló. Como era verano, comimos en su jardín (ver fotos), pero lo que más me gustó del lugar era la decoración deshabillé de la parte de dentro y la juventud y alegría de los dueños o camareros.
En septiembre de ese mismo año, volví a la Cité con la expedición de la Orquesta Sinfónica de La Rioja de regreso de un concierto en Darmstad y como lo tenía fresco en la memoria quedé como un campeón cuando les llevé a cenar al mismo sitio (y esta vez dentro) a mis compañeros de fatigas, Emilio, Alfredo y Lourdes.
La semana pasada volví a parar en la Cité a la hora de la cena y me dio mucha rabia no encontrarlo. Sabía que estaba cerca de la catedral de San Nazare y pensé que lo podría reconocer por el jardincillo exterior, pero había olvidado su nombre y nos equivocamos. Encontramos uno que podía ser y como estaba cerrado, desistimos. Pero no, no era este de la foto.
Al final cenamos en el Cafe le Trouvere que está en centro de todo el mogollón de restaurantes, y aunque por dentro está agradable, no es lo mismo.
Para que no nos vuelva a pasar, ni a nosotros ni a los entrañables coleccionistas de edificiosLHD, lo he buscado con Google al volver a casa y gracias a su web he podido ver que les va muy bien, que siguen igual de majos y que hasta organizan música muchas tardes. Aquí está el planito de localización de su web.
Aunque no habíamos dado con el lugarLHD de la Cité, al menos dimos con la hora mágica para pasear en soledad por entre las murallas.
Y una cosa que aprecié con gusto es que el pavimento era de tierra.
Viendo fotos de la visita de julio de 1998 observo ahora que además de haber mucha gente en el mismo lugar, el pavimento que tenía entonces era el típico empedrado falso para turistas con césped a un lado y vallita.
Qué alegría. No todo está perdido. Aún quedan lugares LHD en el mundo o detalles LHD incluso en medio de la marabunta.
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