.
Si creo que me moriré sin haber ido a Memphis, más seguro es que deje este mundo sin haber pisado Indonesia. Selva con mosquitos y bichos de toda índole, tipos de ojos rasgados con machetes en la mano (y encima musulmanes), y por si fuera poco, el cuarto país más poblado del planeta. No sé, igual de viejo me da por hacer un crucero como a Jünger en “Pasados los setenta”, pero no creo que aquí den las pensiones para tanto. Eso, si nos podemos jubilar...
Pero ya que viajar de verdad empieza a no interesarme, y a países raros mucho menos, con internet y buenos corresponsales, cada vez me gusta más. Hubo un tiempo en coleccionaba los suplementos dominicales de viajes, pero hubo también un momento en que me dieron asco: todo era bonito, todo era accesible, todo era igual, todo era plano. Si el periodismo en general es ya el modelo casi perfecto de la escritura vacía, el periodismo de viajes es el periodismo de los periodismos. Los blogs, sin embargo, son otra cosa. Fotos bellísimas y comentarios espontáneos, casi diría que directos. Y eso que la escritura nunca lo es (y la escritura pública mucho menos).
A lo que vamos: hace unas semanas encontré por causalidad el blog de un tal Ignacio Izquierdo,
que por lo visto anda por ahí dando la vuelta al mundo, y me enganché. No tengo ni idea de quien le paga ni he tenido tiempo de bucear hacia atrás en todo lo ya recorrido (¡va por el día 267 de su viaje!) pues de momento, bastante tengo cada semana con seguir lo que cuelga.
La calidad de las fotos raya en la perfección, o sea, en ese arte tan sobado de la fotografía publicitaria que más bien echa para atrás. No es fácil ver la verdad de las cosas cuando la fotografía es tan edulcorada y a mí en los viajes me gusta la verdad y no lo de los suplementos dominicales. Sin embargo, la frescura de sus textos compensa largamente la perfección de las fotos.
Gracias a Google Earth viajo luego a los lugares que menciona en su blog, comparo sus fotos con las que pone la gente, y me hago una idea. Las fotos que la gente cuelga en Panoramio son más de andar por casa, es decir, más cercanas a la verdad de los lugares.
Sin embargo en el caso de la aldea de Tana Toraja, las fotos que he encontrado en Panoramio son incluso más sorprendentes que las del propio Ignacio Izquierdo. Las casas con tejados en forma de cuernos de búfalo y los arrozales escalonados en ladera, parece que no necesitan de preciosismo alguno en el manejo de la cámara. Como escribí una vez del Guggenheim de Bilbao, toda foto que les hagas, por muy mal que encuadres (e incluso si encuadras mal, mejor) te sale una obra de arte.
No sé si hago bien en poner en este blog dedicado a la arquitectura sensata algo tan insensato como esas casas de Tana Toraja o esos minifundios de arrozales en ladera, pero eso es lo que pasa por viajar con internet: que a diferencia de los viajes pensados desde suplementos dominicales en que vas buscando lo que ya habías visto en las fotos, con blogs y google earth te sueles encontrar lo que no buscabas.