jueves, 16 de enero de 2020

104. LA CASA MÁS VIEJA DE HARO



El periódico regional del 15 de enero del 2020 da la noticia de que esta vieja casa, que tantas veces me he detenido a contemplar siempre que me he dado una vuelta por la herradura de Haro, va a desaparecer. La escueta nota a un lado de la foto dice que por su grado de protección se han de conservar intactas las fachadas y las pinturas... (?), como si las fachadas y las pinturas de una casa fueran elementos que se pudieran mantener, o quitar y poner sobre una casa nueva. El titular alude claramente a la declaración de ruina, es decir, a una situación jurídica que precede a la desaparición de aquello que hemos podido ver durante los últimos cincuenta años: una casa que en su vejez, en su deterioro, o en algunos de sus elementos decorativos, nos traía como por encanto el aroma de un ambiente medieval. Cuánto de vieja es esta casa no lo sé, ni creo que nadie lo sepa bien, pero yo siempre me decía que era la casa más vieja de Haro, si no de toda La Rioja. Varias de las veces que me he detenido ante ella, he cedido a la tentación de inmortalizarla con mis fotos, pero esa forma de inmortalidad no es sino parecida ilusión que decir que la fachada y las pinturas "deberán permanecer intactos".


¿Permanecerán intacta la puerta de chapa roja y la pared de ladrillo que están dentro del arco?

¿y los gatos que se asomaban a la ventana de estas fotos de junio del 2004?


La esquina de los jabalcones que sujetan la viga y los cuartones, todos con sus sencillas decoraciones, son fáciles de reproducir, así que no habrá que llorar mucho su sustitución.


¿Pero cómo conservar el desgaste (¡o la excepcional duración!) de esos rombos decorativos con esos colores tan apagados por el tiempo que nos remiten a la alegría de un arlequín medieval? ¿Pintándolos de nuevo? Anda ya. 



Cuando vuelva por Haro trataré de no pasar por la placita del Bar Los Caños a cuya esquina se asoma esta casa, o de no mirar a lo que buenamente hayan podido con ella, para quedarme con el recuerdo de que durante toda mi vida he tenido la suerte de haberme hecho la ilusión de respirar justo delante de ella, el ambiente de un burgo medieval.