jueves, 27 de marzo de 2014

76. EN LOS CAMINOS



Hace unos años, cuando escribía el LHD, me "eché al monte" (literalmente hablando y no en sentido figurado), y me fueron saliendo relatos más o menos arquitectónicos o deportivos de esas huidas periódicas de la ciudad que pueden verse en el correspondiente blog (MONTES). 

Aunque no hemos dejado de ir al monte, en este curso 2013-2014 pudiera decirse que me he "echado a los caminos", esas pequeñas vías sin señalizar y tantas veces olvidadas de la mano de dios. Bien andando, o en la estupenda bici de montaña que me regaló mi hija por reyes, voy recorriendo poco a poco los caminos alrededor de mi ciudad y espero hacerlo allí donde vaya, porque los caminos no sólo te dan alguna sorpresa paisajística sino también arquitectónica (!). Tal es el caso de un par de chozos guardaviñas que nos hemos encontrado recientemente, uno cerca de Lardero (foto de arriba) en un paseo a pié, y otro, cerca de Laserna (foto siguiente) en un paseo en bici.


Me consta que los guardaviñas de La Rioja han sido estudiados y catalogados por los inquietos etnógrafos riojanos, pero afortunadamente aún están ahí en medio del campo y al borde de los caminos sin ninguna indicación, ninguna valla y ninguna protección, como si todavía fueran útiles y estuvieran en uso. 

Generalmente no es así, y si te asomas a su interior comprobarás lo vandálica que es la gente, pero aún con todo, todavía se puede disfrutar de esa construcción rústica de un solo material que lleva a la creación de una forma y una silueta tan característica. 

No quiero quitarle a nadie la sorpresa de encontrarlos por casualidad ni me gustaría por nada del mundo que los ayuntamientos o las Autonomías especialistas en el despilfarro sostenible los señalizaran y pusieran vallas de protección, pero por aquello de recordar dónde los he encontrado y animar a los lectores a "echarse a los caminos" voy a dar cuando menos la localización de las arquitecturas que me encuentre en ellos, más que nada por lo frágiles que son y lo fácil que será estropearlas y perderlas para siempre.  

Aquí el de la foto 1, entre Lardero y Entrena:


Y aquí el de la segunda foto, cerca de Laserna:


Notarán en esta segunda imagen aérea de google earth, que un poco más a la izquierda y arriba del puntito amarillo que señala la posición del segundo guardaviñas, he puesto un circulito rojo en torno a una casa de campo, y es que las sorpresas arquitectónicas no se ciñen solamente a los guardaviñas sino que de vez en cuando también es posible encontrar alguna construcción agrícola (un pajar, una casa, un molino, etc.) que despierta nuestro interés. Mayormente están en ruinas, pero cuando aún tienen vida es ocasión de celebrarlo cuando menos con una foto. La casa de ese circulito no es nada del otro jueves, pero empieza a ser tan extraño encontrarlas sin alguna desastrosa intervención moderna que no sé a ustedes, pero a mí, por lo menos, me causan también una pequeña emoción arquitectónica.


No tengo hoy mucho más que contar y quizás este post les parezca algo pobre, pero la intención de redactarlo no es otra que la de animarles también a "echarse a los caminos" y descubrir y compartir las pequeñas bellezas arquitectónicas que aún nos puedan ofrecer.